Hace unos días escribí un mail a mi lista de correo para que vosotros, mis lectores, me ayudarais a decidir entre las dos portadas que Pedro, mi portadista, me había entregado para mi nueva novela. Las mostraba hace unos días en este mail.
Para mi sorpresa, recibí muchísimas respuestas, en las que no solo elegisteis entre una portada u otra, sino que exponíais vuestros argumentos.
No tengo palabras, sois los mejores. Me ayudáis muchísimo.
Este es el diseño elegido. Algo que he aprendido en todos estos años como escritor autopublicado es que invertir dinero en un buen portadista es innegociable si quieres presentar a los lectores un producto profesional de calidad. Cuando estaba empezando me dejaba solo 50€ por portada en algunas imágenes, y después me encargaba yo del trabajo sucio. Era una pérdida de tiempo y energía, además de que el nivel de las portadas no era el deseado, cosa normal, porque yo no soy diseñador profesional. Ahora invierto mucho más dinero en cada portada, pero vosotros los lectores me lo devolvéis con creces.
Para esta nueva novela, contar con Pedro, mi portadista de confianza, no era algo negociable. Porque os merecéis lo mejor. Y Pedro es el mejor. Creo que no solo es una pasada, sino que transmite muy bien la esencia de la trama:
